Un amigo mío me hizo una observación hace días, que ha seguido este perfil de blog y ve que no he escrito mucho. La respuesta que le he dado es que aunque no he redactado tantos textos en estos últimos meses es porque ya me en entusiasmé emitiendo comentarios sensatos en redes sociales y barras de comentarios de Milenio.
Y así he felicitado, inconformado, reflexionando y poniéndome en contra, no de un comentario adverso, sino por la manera tan grotesca que algunos "lectores" tienen de dirigirse a algunos comentaristas. En otros casos ofenden a individuos o sectores por gustos o ideas. Un caso típico sería que digan que los programas de tal o cual televisora es pura basura, hasta ahí vamos bien, es una opinión particular, pero de ahí a comenzar a decir que las personas que ven esa programación es ignorante o idiota ya se están metiendo en honduras.
Con un comentarista se entrometen con su presunta o supuesta inclinación sexual, a otro lo atacan por su posición de izquerda. Esta clase de personas basan su proclamación de diatribas bajo el chantaje de la libertad de expresión y se les olvida que tiene dos limitantes morales y una cogniscitiva: Ataque a la moral y daños a terceros para el primero; y fundamentos y presentación de pruebas para conocimiento.
Por tanta imprecación -palabrotas, groserías, etcétera- e insultos que sólo pueden venir de personas involucionadas a entes mediocres (entre el hombre y el animal) le comenté a Álvaro Cueva en su cuenta de Twitter que los comentarios ofensivos en su columna "Ojo por Ojo" me producían asco. ¿Cómo es posible que les salga esa verborrea a borbotones como cloaca llena? ¿Cómo pueden ser tan cobardes para ocultarse en un mote para insultar y difamar? Me costaría trabajo responderlo.
Pero algo tengo muy claro, tengo derecho a expresarme; pero hay un lugar, un momento y ya de por sí un comentario fuera de tema es de mal gusto. Con un poco más de tiempo les mostraré mis comantarios y su contexto pertinente.
Por cierto, ese amigo es el nuevo dueño del tocadiscos que me gané en un trueque por un DVD descompuesto.