jueves, 29 de mayo de 2014

OTRA VEZ LA TELE 2

Reitero lo que escribí hace algunas semanas: ni como profesionista ni como televidente, nunca de los nuncas pondré sobre un pedestal a la televisión, pero tampoco la voy a lanzar al bote de la basura. Eso no obsta para platicarles de lo que me preocupa de algunos contenidos nada agradables, tanto de la televisión abierta como la de circuito cerrado, la pública como la comercial. Todas tienen su talón de Aquiles.

Me aterra la idea que la gente menos ilustrada vea lo que se diga en la tele como la máxima autoridad, abusando de este recurso, les pueden repetir ad nauseam falacias como "si no votas, no puedes opinar. Parafraseando a George Orwell, te pueden repetir que 3+2 es igual a 3, que acabarás creyendo que es cierto.

Me duele la cabeza que algunos piensen que se van a ahorrar la consulta al médico si a través de la pantalla chica van recibir consejos para curar sus dolencias. ¿y quién hace responsable a la tele? Simular audiencias públicas para ventilar bobadas entre familiares y vecinos me pone de nervios: una sucursal espuria de Ministerio Público. Máxime que entre manipular el morbo de los espectadores presenten casos para que alguien que hace burla tanto de la asistencia pública como privada, se autoproclama paladín de los necesitados.

Una cosa es ver gráficos representando la acción tóxica de un veneno en el organismo y otra es usar información científica de modo asqueroso. Existe un programa así y ni loco lo vería completo.

Me preocupa que drogadictos visuales se la pasen insultando y descargando sus desahogos respecto a la tele: porque la cauda de imágenes los exhalta. Pero después de inconformarse ¿qué sigue? pues el letargo al que están expuestos. A eso se refería Paul Lazarsfeld por Disfunción Narcotizante.

Otro asunto que me pone a pensar es que uno se ponga a ver televisión educativa y cultural y se sienta que sabe más. Qué bueno, pero repito ¿qué sigue? ¿Te inspiró a meterte a la cocina? ¿Trataste de mejorar tu casa? ¿Cambiaste tus modales? Esa clase de contenidos sí crean aspiraciones que nada tienen que ver con las telenovelas.

Y ni hablemos de contenido en internet que ya es demasiado.

domingo, 18 de mayo de 2014

LOS DETRACTORES DE LA TELEVISIÓN.

He escuchado y leído preceptos acerca de la televisión como si fuese un dogma, en especial eso de que el aparato idiotiza. Entonces me pregunto: si la alienación se mide por la intensidad de concentración evasiva hasta el punto de no saber qué rayos ve en la pantalla ¿por qué reacciona un  televidente?

Por tal motivo, quisiera remontarme a la historia del desarrollo de este medio que combina imagen, sonido y trasmisión a distancia. Pero voy a empezar del lado de los detractores del entonces nuevo avance tecnológico.

Los lingüistas, en especial los etimólogos, que son los que estudian el origen de las palabras, se  mesaban quizá la cabeza tratando de entender cómo se formó un neologismo con una raíz griega -tele- y otra latina -videre-. Digo, viéndolo desde ese punto de vista es casi paradógico.

El cine vio en la pantalla chica una amenaza latente, tanto así que se esmeró en ridiculizarla y burlarse de ella. Hace poco vi una película de los años 50 llamada "Mi Madre es Culpable", y en ella se muestra al medio audiovisual como el escaparate donde un grupo de expertos se pueden cebar con una convicta de cuerpo ausente en una mesa redonda, que me parece un preludio de los talk shows de ahora. Sin olvidar que se burlaba de la publicidad que permite ver gratis la emisión abierta.

Algunos intelectuales fueron los que bautizaron a la televisión como la "Caja Idiota", pero después de eso ¿qué hicieron? si alguna vez la tele difundió cultura fue porque el gobierno lo obligaba a través de la Ley Federal de Radio y Televisión. Cuando Imevisión existía salía una cápsula llamada "El libro de hoy". Este dato lo doy para aquellos que lo único que hacen es usar a los libros de excusa para despreciar a la televisión. 

El Video mató a la Estrella de Radio no sólo es el título de una canción, es cierto: los trabajadores de la radio se vieron abrumados con la llegada de la televisión.

Esto es para recapitular un poco antes de decirles en la próxima entrega qué me preocupa de los programas de la televisión.