Como dice el dicho: no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, el pasado domingo se trasmitió el segundo debate que organizó el Instituto Federal Electoral para, supuestamente, escuchar las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República. Pero esta vez voy a dividirlo en tres rubros:
LO BUENO:
Fue un logro de los jóvenes de YOSOY132 al abogar por la ciudadanía para que el debate se trasmitiera por los canales de mayor penetración en la audiencia, claro, hay que tomar an cuenta al público que es menor de edad y que no entendería o aún no le compete este tipo de ejercicio dialéctico, pero de que tenemos derecho a verlo o no fue un hecho.
LO MALO:
A pesar de ser conducido por Javier Solórzano, que hubo un reloj de cuenta regresiva, de poner en bloques los turnos locutorios a cada candidato y una cámara para cada individuo, se volvió predecible y por consecuencia, tedioso; tanto, que empezaba a dormitar y tuve que hacer un gran esfuerzo para no cambiarle de canal.Si usted se vio tentado a eso, no lo culpo.
LO FEO
¿Por qué? Si se dio cuenta, nadie mostró nada nuevo, no es novedad que Josefina Vázquez Mota se pusiera a la defensiva y menos que entremetiera a Gabriel Quadri en su ejercicio imaginativo de enfundar a sus tres contendientes en enaguas. Y esa fue una de las primeras declaraciones para cada uno de los tres. A Quadri ya no le funcionó esa desmarcación de ciudadano en lucha política, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, hicieron de sus tiempos un infomercial o publirreportaje donde sólo repetían, como si fueran esos robotitos de juguete al que le ponías un cartucho, lo que han dicho en sus anuncios ad nauseam. Hubo dos fallas de transmisión y esta vez no les digo en qué momento preciso porque no traía mi libreta a la mano. De lo demás no quiero hablar.
CONCLUSIÓN:
El día en que los políticos tomen en serio su papel y dejen de jugar a las estrellitas de televisión para entrar a la audición de "Los Padrinos Mágicos", y de que el IFE le de más relevancia -o la que se merece- a un debate televisivo que no tiene razón de competir disparejamente ni con el entretenimiento ni con programas didácticos en materia de rating, la gente también tendrá más conciencia de lo que es una confrontación de ideas para llegar, si no a un consenso, sí a una conclusión reflexiva. Bajo esas circunstancias no podemos salir con la sandez de preguntar quién ganó ayer, pregunta falaz dicen profesionistas. ¡Vaya cosa!
P.D.
Después de más de dos horas que parecían prolongarse, le cambié a Multimedios para ver "Despues del Debate", una mesa de análisis muy polémica y muy interesante de la que les hablaré mañana.