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domingo, 22 de abril de 2012

OLGA LENGYEL Y EL HOLOCAUSTO NAZI


Apenas podía esperar a que rayase el alba para poder concluir de leer uno de los libros que ayer les mencioné. En lo que esperaba atender a mi estómago, concluí el intervalo de ponerme al corriente de esa prosa ardiente que a duras penas podía esperar para sentarme ante mi computadora y escribir el presente, pues sentía una especie de calor en las yemas de los dedos.

La razón se las doy enseguida, pequeño círculo de lectores: quiero reseñar el libro LOS HORNOS DE HITLER de Olga Lengyel (34ta. impresión. México, Editorial Diana) Quien sufrió la traición del mejor amigo de su familia, quien resultó ser un colaborador pro-nazi y apoyado en ese recurso le despojó de su clínica a ella y a su esposo, ambos prestigiados médicos en una región rumana anexada a Hungría.

Después de ese descarado robo, al Dr. Lengyel se le consideró disidente y se le retuvo en una comandancia de la S.S. Gestapo, con engaños atrajeron a su esposa e hijos, para luego hacinarlos en trenes que transportaban ganado y tras largo viaje, se transformaron en esclavos y candidatos al exterminio en los campos de Auchwitz y Binkenaw. En éste último, fueron presas las mujeres y allí estaban localizados los crematorios.

Con precisión y detalle, la doctora Lengyel describe el diario vivir en esa "Gehena", como ella le llamaba a ese lugar: pasar revista a la formación pese a las inclemencias del tiempo, mantener limpia una barraca en mal estado, tomar una ración de una rara infusión a la que llamaban té o café, raciones raquíticas de comida,  entre otras barbaridades.

Estos campos, según la autora,  tenían un sólo objetivo: el exterminio total de los Untenmënschen -hombres inferiores en alemán- a saber: judíos (de los cuales mataron a 6 millones), gitanos polacos, checos, húngaros, holandeses, franceses, rusos, griegos, etcétera. No huelga decir que alemanes arios y mestizos formaron parte del combustible de los hornos. La Doctora asegura que de seguir los nazis en su loca carrera hubieran exterminado a todos aquellos que no fuesen germanos para así ocupar todo el globo terráqueo.

La autora pudo haber sucumbido a no ser que sin querer estableció contacto con presos que conformaban la Resistencia. En medio de tantas privaciones, este grupo de extraños se apoyaron para resistir la barbarie alemana. A partir de ese momento, pudo preservar su vida, gracias a sus conocimientos de medicina, fue reclutada para formar parte de las enfermeras de un hospital paupérrimo donde atendían a las enfermas como podías, pese a que a la postre podían ser "seleccionadas". 

Desde ese momento, tuvo la consigna de apoyar la causa por los inocentes caídos. No le tembló la mano cuando le da nombre y voz a esos verdugos: los doctores Krammer y Mengele, la celadora Irma Griese, entre otros más que escapan a mi memoria. Capítulo tras capítulo, despoja del regio manto a los estúpidos términos y eufemismos de las técnicas de solución de esos campos y exhibe sus vergüenzas ante los ojos del lector. Desde el primer episodio mis ojos dejaron de parpadear por el azoro producido. "LOS HORNOS DE HITLER" me confirma que Adolf Hitler puso en práctica la teoría del Superhombre del filósofo Nietzche. Sólo que estos Obenmënschen sintieron que se les extendía una patente de corso para hacer cuanto les placía, comportándose peor que bestias.

Estoy escribiendo todo esto a grosso modo, no quiero que se me acuse de incitar al morbo, ni siquiera es la intención de la autora, de quien cito un párrafo de su último capítulo: "Pero, francamnte, quiero que mi libro signifique algo más que eso. Quiero que el mundo lea lo que he escrito y se decida a que esto no vuelva a ocurrir jamás de los jamases."

Si buscas en el internet encontrarás el libro en línea, si quieres leerlo. Las faces quedan horrorizadas ante tal depredación, pero sé que vas a reflexionar y si no se puede evitar otro holocausto, porque estos locos de la  cruz esvástica, regaron su diabólica y maldita diáspora en niños y adolescentes que seguramente son bisabuelos de los neonazis, de perdido saber de estos horrores para no ser como ellos.

lunes, 10 de octubre de 2011

LA VOZ MÉXICO Y SU FORMA DE DESCARTAR PARTICIPANTES


En estos menesteres de la televisión, la estética pesa más que cualquier cosa, incluso que el plomo.


Sigo, domingo tras domingo, los programas de "La Voz.. México" y por más que convocaron a todo tipo de personas sin importar su aspecto, edad, sexo, etc. A través de la etapa de las batallas han logrado crear el más estricto tamíz para escoger a las mejores voces; claro, bajo nuevos parámetros, con duelos en un escenario que simula un cuadrilátero y Mark Tacher los anuncia cual locutor de Box al estilo de "ARE YOU READY FOR THE RUMBLEEEEEE!".


Han descartado personas mayores, personas con sobrepeso, personas con experiencia (siendo honestos, los productores buscan barro blando y fresco y no cerámica terminada) o preparación y una que otra persona de mejor aspecto; supongo que para no ser tan obvio.


Sin embargo, prefiero mil veces ver este programa que a "La Academia", es más, ni me interesa saber cuánto va en rating. Se ha convertido en un auténtico circo con una de los jueces hambrienta de protqagonismo, por favor: el mayor de los respetos a un foro consiste en no buscar la luminaria si no estás en el proscenio. Los alumnos de ese programa en ese domingo eran las estrellas.


Pero bueno. así son de tremendos los programas de televisión.


P.D. Por cierto. La televisión sirve para ver imágenes transmitidas a distancia, los contenidos, son otro asunto.