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Una pequeña culebra degradada a cuadros -valga la redundancia- serpentea en una pantalla verde fosforescente, en su trayecto va comiendo unas esferitas pulsantes que conforme van traspasando sus fauces, aumenta en tamaño.
Luego aparece otra bolita, mayor que las demás, el ser ofídeo tiene que atraparla en tiempo pertinente porque pierde su nutrimento -puntos- y así va acumulando en su trayecto mientras se oblonga y prolonga.
Pero creo que la viborita virtual es algo astígmata, o el tonto es otro, porque siente que se le acaba el espacio que se acaba mordiendo a si misma.
Y ahí se acaba el juego.
Como me aburro porque soy muy idiota para dejarme abstraer por algo que no sea trabajo, regreso la función del celular, prefiero matar el tiempo a bordo con mi cassette de Sergio Mendes que compré la semana pasada, vaya que me dio lata restituirlo, pero no me rajé, tiene un super sonido.
Una pequeña culebra degradada a cuadros -valga la redundancia- serpentea en una pantalla verde fosforescente, en su trayecto va comiendo unas esferitas pulsantes que conforme van traspasando sus fauces, aumenta en tamaño.
Luego aparece otra bolita, mayor que las demás, el ser ofídeo tiene que atraparla en tiempo pertinente porque pierde su nutrimento -puntos- y así va acumulando en su trayecto mientras se oblonga y prolonga.
Pero creo que la viborita virtual es algo astígmata, o el tonto es otro, porque siente que se le acaba el espacio que se acaba mordiendo a si misma.
Y ahí se acaba el juego.
Como me aburro porque soy muy idiota para dejarme abstraer por algo que no sea trabajo, regreso la función del celular, prefiero matar el tiempo a bordo con mi cassette de Sergio Mendes que compré la semana pasada, vaya que me dio lata restituirlo, pero no me rajé, tiene un super sonido.
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