¿Cómo fue que la música "extraña" me comenzó a entusiasmar"
Yo, Antonio, acúsome de ser un adicto -bueno, no tanto- a la música electrónica, alternativa y al art noise y todo aquello que se le relacione.
Empezaré por contarles que este gusto poco convencional lo cultivé desde mi tierna infancia, ya que me gustaba oir los discos instrumentales de un tío. Uno de sus cassettes era mi predilecto: la versión electrocumbia de "Jinetes en el Cielo" de los Baby's, creo que eso cambió mi forma de percibir el mundo.
Además oía música en inglés y japonés.
Después por casualidad, conocí a un amigo que puso en mis manos un cassette del grupo de rock experimental "La Función de Repulsa" y ahí fue el acabóse: pues los victorenses impulsaron mi búsqueda de discos poco comunes. Más tarde mi existencia (o mejor dicho, mi proyecto sonoro) estuvo ligada a la actividad de difusión cultural de uno de sus integrantes.
Después cayeron a mi colección los precursores de la música electrónica: Tomita, Vangelis, Walter Carlos, Jean Michel Jarré, del tecladista japonés tengo 3 discos y un CD.
También he escuchado algo de Captain Beefheart y The Residents -pero como que no me llaman la atención.
Todo seguía su curso normal (?), hasta que me enteré a través de una revista, de un grupo originario de Guadalajara, Jalisco. El nombre del grupo: Descartes a Kant.
Compuesto por tres hombres -Andro, Frankie y Charlie- y dos chicas -Sandra y Dafne-, este grupo, del cual reseñaré su álbum en próximas entradas, hace un rock combinado con art noise y a través de ese ensamble, fusionan ritmos y cambian de velocidad, las chicas pueden, con sus voces, pasar de los tonos tiernos hasta los más estertóreos.
...si me llaman el loco, porque el mundo es así.
Yo, Antonio, acúsome de ser un adicto -bueno, no tanto- a la música electrónica, alternativa y al art noise y todo aquello que se le relacione.
Empezaré por contarles que este gusto poco convencional lo cultivé desde mi tierna infancia, ya que me gustaba oir los discos instrumentales de un tío. Uno de sus cassettes era mi predilecto: la versión electrocumbia de "Jinetes en el Cielo" de los Baby's, creo que eso cambió mi forma de percibir el mundo.
Además oía música en inglés y japonés.
Después por casualidad, conocí a un amigo que puso en mis manos un cassette del grupo de rock experimental "La Función de Repulsa" y ahí fue el acabóse: pues los victorenses impulsaron mi búsqueda de discos poco comunes. Más tarde mi existencia (o mejor dicho, mi proyecto sonoro) estuvo ligada a la actividad de difusión cultural de uno de sus integrantes.
Después cayeron a mi colección los precursores de la música electrónica: Tomita, Vangelis, Walter Carlos, Jean Michel Jarré, del tecladista japonés tengo 3 discos y un CD.
También he escuchado algo de Captain Beefheart y The Residents -pero como que no me llaman la atención.
Todo seguía su curso normal (?), hasta que me enteré a través de una revista, de un grupo originario de Guadalajara, Jalisco. El nombre del grupo: Descartes a Kant.
Compuesto por tres hombres -Andro, Frankie y Charlie- y dos chicas -Sandra y Dafne-, este grupo, del cual reseñaré su álbum en próximas entradas, hace un rock combinado con art noise y a través de ese ensamble, fusionan ritmos y cambian de velocidad, las chicas pueden, con sus voces, pasar de los tonos tiernos hasta los más estertóreos.
...si me llaman el loco, porque el mundo es así.
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