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domingo, 19 de julio de 2009

EL CALOR.

Canícula: derivado del latín caniculus: diminutivo de canis (perro).

Pues sí. El calor está perro. Uno transpira a más no poder, con el agua se pierden sales, hay que tomar mucha agua pero no tomes tan helado porque máximo transmigras al más allá.

Se ha pronosticado para estos días en el puerto donde vivo temperaturas por encima de los cuarenta grados centígrados.

No digo que no sea algo fuera de este mundo, la bronca es que el viento es caliente como a eso del mediodía.

Pero ni modo. El consuelo que me queda es que voy a bajar un poco de peso (?)

PERLAS DE ÉTER:
*Aún sigue en el consciente colectivo la pérdida de la ahora leyenda del pop: El interracial Michael Jackson. Do quiera que voy me la paso oyendo "Thriller" y "Don't Stop 'Till Get Enough". Ya me resigné: no pararán hasta que tengan suficiente, parafraseando este hit setentero.

*Hoy fue mi habitual visita al mercado rodante de Germinal y me encontré una perla auditiva: el segundo volúmen de Los Cuatro Hermanos Silva -la grabación data de 1958 aunque es una reedición-. Donde está esa hermosa canción llamada "Escríbeme". En estos tiempos del e-mail y los chats sí que le dan validez a la letra: "Aunque sean malas nuevas Escríbeme, Escríbeme".

*Y para rematar, después de verificar el misterio del Príncipe Mestizo -léase, fui al cine-, me di a la tarea de comprar una aguja nueva para mi Packard Bell. No salió cara; lo que sí costó fue conseguir el modelo,

*Y me encontré la Edición Especial del disco de Ximena Sariñana que incluye el DVD a un buen precio.

viernes, 26 de junio de 2009

LA TINTA A TODA INTENCIÓN

Fue más o menos por estas fechas -del año pasado- que tenía baja la moral, cuando al salir de mi trabajo, pasé por una tienda de discos y por ocurrencias mías compré el disco de Ximena Sariñana: "Mediocre"; y como ya es tradición, después de abordar el bus inicié el ritual de desprender el celofán para abrir el estuche y colocar el disco en mi player.

Tratando en descansar y no pensar más en los embates típicos de mi trabajo de entonces, me hundí en la concentración anrticipada de oir algo nuevo al momento de oprimir el botón para tocar el disco.

Nunca me imaginé el impacto que produciría el primer golpe de batería de la canción que intitula a la producción de la señorita Sariñana. Fue a la conciencia... Fue el principio de la ruptura de esquemas, porque la letra comenzaría a hacer su trabajo de echar bicarbonato al agua de un corazón afligido (Aunque Ximena dijo en una entrevista que aunque la letra cuente sus puntos de vista, puede uno interpretarlo según la persona).

Eso fue lo que me ocurrió: ya de por si sufrí de un acceso de autopunidad, tomé las palabras de esa canción como si mi otro yo me las dijera, sentía un dolor inenarrable, tanto así que repetía varias veces la canción para aprendérmela de memoria. El ritmo era en ese momento agresivo, abrasivo, nítido y cortante.

Después de eso. Emprendí la huída con un horrible dolor de cabeza y pequeños vértigos, porque, en momentos de autocrítica, ya me era insoportable ese estado de incongruencia (a un centímetro de odiarme).

Todavía me gusta esa canción. Ya no me produce aflicción como esa vez, pero sí tengo presente que fue el detonante para quemar las naves sin siquiera hacerse a la mar, para buscar nuevos horizontes.

P.D. lo más curioso del asunto es que en el videoclip de esa canción ella vuelca su ira y sus frustraciones a bordo de una van.
Qué coincidencia ¿no?