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lunes, 29 de junio de 2015

MASTERCHEF A LA PARRILLA

Sinceramente, me causaba más espectación la llegada de Masterchef México que los preparativos para el regreso de Big Brother y por fin el pasado domingo me preparé para verlo. Recuerdo que comencé a conocer de Masterchef , primero en Canal 11 de IPN, después en TLC Discovery y ahora es co-producido en nuestro país por TV Azteca y Endemol Shine Latino.

En esta edición, la conductora Es Anette Michel y los jueces son los chefs Bety Vázquez, Adrián Herrera y Benito de Molina; a quien conocía desde Utilísima. Lo primero que me sorprendió es el patrocinio en el que se tuvieron que apoyar para traer este concepto a tierra mexica. Marcas que omitiré en este espacio.

Empecé a notar algo muy raro en estas dos horas de transmisión que se dedicó -o pretendía hacerlo- a llevar la selección de los 50 seleccionados -llevaban su porra y los hicieron a la intemperie en Teotihuacán- de los cuales fueron pasando por otros dos filtros hasta tener los 18 participantes. La edición del programa (obvio que no fue en vivo) se me hizo muy atropellada, eran más enfocados los jueces que los platillos cuando en otros programas tardan hasta tres episodios en reclutar sin dramatismo de más. El último reto de selección ¿hacer un platillo con un sólo huevo? ¿Era en serio?

Con el respeto del jurado, pero en esta clase de concursos ¿Quién es la estrella? ¿El guiso? ¿Los contendientes? ¿Sus historias? ¿Qué pensará Gordon Ramsay de cómo derivó Masterchef para los mexicanos? Si la selección fue un trámite engorroso, así  lo dieron a entender en dos horas. Si la intención de Azteca era tropicalizar este concurso de habilidades culinarias, lo hizo de nuevo. Ya lo intentó con su versión de Chef Versus Novato. A ver cómo acaba el programa porque su obertura no llenó mis espectativas como televidente, mucho menos como profesionita.

martes, 25 de septiembre de 2012

LAS FACETAS DEL DISGUSTO COLECTIVO


Desde el primero de septiembre del año en curso, en que el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación dictó la sentencia que hizo ganador de las elecciones al Lic. Enrique Peña Nieto, se empezó a respirar un aire muy enrarecido que se mezcló con los solventes de un disgusto que ha causado estragos. Quizá por esa razón los simpatizantes y militantes priístas no han doblado campanas de felicidad ¿Con qué cara? No veo a nadie contento y esa falta de contento nos devuelve a unos a sus papeles y a otros a sus fierros.

Estragos que poco tienen que ver con las reuniones de resisitencia de #yosoy132 y del estallido social. Ya están sintiendo el rigor de la fuerza pública, les recomendaría que cambien su estrategia o agarren sus maletas, porque quien ignora su historia está condenado a repetirla.

La izquierda, mal representada por Andrés Manuel López Obrador siguó los dictados del fascista de marras y en su afán por demostrar tener la razón, convirtieron a los medios en sucursales de agencias de ministerio público y presentó las supuestas pruebas materiales sin procedencia o recibo de por medio, era de esperarse que se desestimara su idea de la invalidación de los comicios.

La mayoría de los mexicanos, reaccionando con la lógica y por la historia están tomando precauciones para lo que podría venir después. Los medios de comunicación no son ajenos a las provisiones precautorias: el actor Fernando Luján duda si el programa de TV "Pinche Pancho" siga al aire después de diciembre; "Cien Mexicanos Dijieron" dejó de trasmitirse hace varios domingos y en varios programas de Multimedios Televisión ponen un aviso que dicen que tratarán de entretener sin ofender la moral y las buenas costumbres de las familias. Eso abre paso al siguiente régimen respecto a la regulación de contenidos.

Las redes sociales se tapizaron de insultos entre simpatizantes encontrados entre sí, ese mounstro de amargura se coló en los comentarios soeces de Milenio diario, produciendo en mí repugnancia. No me acuerdo quién soltó la graciosa sentencia de que las redes sociales son un peligro por lo que se puede propagar, pero han pasado casi un lustro de éstas y no me queda más que decirle a los detractores que llegaron tarde a la fiesta y les toca barrer y recoger. ¿Qué más severo puede ser que un "dislike"? Sí se necesita regular la libre expresión pero no demonizando el nuevo medio de comunicación y retroalimentación casi inmediata.

La burla, típica de varios de mis paisanos, se hizo presente por todas las vías gracias a la alza al precio del huevo: fotos, frases, chistes, anécdotas, datos, etcétera, el caso es que nuestra vena cómica ha tratado de sobrellevar esa desgracia a cuestas. Alguna vez leí que la burla no es más que un maquillaje del disgusto.

Por lo menos se ha canalizado en otras variantes, de lo contrario, al no haber esas válvulas de escape, surgiría el tan cacareado estallido social.