Hace 4 años y medio, desde que tuve contacto con la televisión de paga, me percaté que me gustaba mucho ver programas de cocina, pastelería, repostería, etc. Incluso, podía pasar de un canal a otro monitoreando desde "La Pastelería" del extinto Utilísima hasta el Iron Chef. Así mi gusto por esos programas se fue afinando: casi todos los programaas de gastronomía son didácticos, pero algunos los hacen a manera de Docu-Reality como Ace of Cakes ó DC Cupcakes.
También ha pasado un año que se emite al aire Cocineros Mexicanos (México, Freemantle Media, TV Azteca), el cual no tenía mucha oportunidad de ver por mis ocupaciones, pero en cuanto haya la oportunidad, como el día de hoy, para ver cocinar a Antonio de Livier y José Ramón Castillo y la Inclusión de Aquiles Chávez en dos horas que se van rápido. Buena estrategia para aquéllos que los veían en otros canales especualizados.
Me he dado cuenta también que, harto de tanta tontería politiquera en varias de las plataformas, he convertido los programas de cocina en mi nuevo solaz. En internet hay mini cápsulas tutoriales como Kiwilimón ó Bien Tasty donde salen recetas que activan tus glándulas salivales, además de videoblogueros que visitan estblecimientos de comida y degustan los alimentos expendidos en ellos.
Como he dicho antes, un medio de difusión responsable te saca dela pantalla para impactar tu vida. Al surtir la despensa, mi madre compró harina preparada para churros, al llegar a casa empezamos a seguir las instrucciones e hicimos nuestro postre e cual probanos con orgullo.
A lo mejor, apreciado lector, usted dirá: ¿qué chiste preparar churros ó hot cakes? Claro que lo tiene: además me gustó sentir la consistencia de la masa y probar que la mezcla fuera homogenea. Por algo se empieza.
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