jueves, 14 de mayo de 2009

VIDA RELOJERA

Estar revisando las horas de entrada, es como morirse de a poco:

Me queda una hora...
Faltan diez minutos...
Si llego tarde me van a matar...
Muero por llegar antes que los demás...
Llegué tarde cinco minutos. Estoy frito...

¿A poco no?

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