jueves, 19 de febrero de 2009

EL TRUEQUE.


Lo que son las cosas:

En uno de esos largos recorridos que hago a pie, me encontré sobre una banqueta un reproductor de DVD con su conexión, suponiendo que no servía, que no creo que estaba arrumbado por alguna otra ocasión, lo llevé a un taller de electrónica, cuyo técnico suele comprar artefactos averiados para repararlos y venderlos renovados. Le mostré el player para ver cuánto me ofrecía por él y en un acto de sinceridad me dice que paga cincuenta pesos por DVD's descompuestos, pero no tenía dinero. entonces, resignado le dije: "Bueno, le ofrezco un trato: ¿qué tal el DVD por aquel "Packard Bell" que está afuera". Órale, límplalo" al decir eso, me entregó una brocha, y ya al limpiarlo y revisar que si funcionaba en energía y salida de audio. me lo llevé junto con otro tocadiscos.

Tuve que irme en autobús con mi cargamento, el vehículo me dejó a media cuadra de mi casa. Al llegar, el nuevo reto era acomodarlo en la casa y hacerlo funcionar: la banda se le rompió, así que le recuperé la cinta propulsora con la del otro tocadiscos que no le sirvió su bobina transformadora marca Mitsumi -casi todos los aparatos japoneses, chinos o coreanos funcionan con esa marca de generadores y motores.- la coloqué en el plato del Packard, pero al accionar la aguja, se oía un traqueteo que la pastilla alcanzaba a registrar, así que me di a la tarea de revisar meticulosamente y con paciencia el mecanismo y su engrane tenía un muesco para unirlo con el engrane para que no accionara el mecanismo de finalizar reproducción.

Ni modo. Tuve que estropear el automático, pero ahora el Packard Bell funciona con todo, ya puedo disfrutar mis discos favoritos. Cierto que le faltan tornillos y una hermoseadita, pero no importa, lo más importante está resuelto; lo demás es coser, cantar y jugar.

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