MI RENUENCIA ANTE PEQUEÑOS GIGANTES

En estos momentos, Televisa decidió retomar su franquicia del programa "Pequeños Gigantes" después que logró vender el formato a varios países de América Hispana, pero como lo he dicho otras veces en este sitio, ya no me quedan ganas de darle seguimiento a ese programa que pretenderá llenar el hueco que dejó su sempiterno programa de variedades de cada domingo.

Apenas puedo soportar ver niños que, en lugar de cantar canciones infantiles, cantan temas que aunque no son tan comprometedores son para los adultos (¿Por qué los ponen a cantar "Olvídame y pega la Vuelta" en vez de "El Niño Robot"?). Apenas puedo soportar que pongan a un infante de preescolar compitiendo en carisma cuando está en edad de aprender y no de contender.

No soporté los comentarios mal afortunados sobre ciertos niños en Master Chef Junior de mi país, ni que algunos no comprendieran que quienes participaron en Pequeños Gigantes se anotaron y fueron seleccionados en La Academia Kids. No quiero ni pensar cómo se van a expresar de los pre púberes que quieran participar allí. 

Y como ocurre en estos casos, de todos los participantes, sólo el 15% va a hacer de esto que les divierte su trabajo cuando sean mayores y los demás volverán a sus cosas de niños con la experiencia de haber cautivado al mounstro de múltiples cabezas. 

Los productores están preparados para la mirada escrutadora que los acusó de promover actos pedálatras y con inteligencia rebatieron ese pensamiento. Pero perdonen que no tenga ganas de ver su próximo show a mostrarme que tienen a unos genios de la edición que mezclan las grabaciones de entresemana y lo revuelven con trasmisiones en directo. Quizá los deje de seguir en las redes sociales. Ya no sé. O demuéstrenme que pueden superar otros proyectos nada fallidos como cuando audicionaron a los futuros actores y cantantes de Alegrías de Mediodía, Juguemos a Cantar y Timbiriche. Nada más éso.

POBRE JUVENTUD.

Ayer me puse a mirar por retraso y en línea ese nuevo programa de análisis y debate llamado "Sin Filtro", que de entrada el título me causa comezón; tal  tiene ambivalencia: como puede significar información tal como es, como se puede entender como una información burda y sin tamizar.

Ya he dicho otras veces que para mí es un desperdicio usar un foro y dos cámaras para ver hablar y hablar y hablar a más de dos personas por espacio de una hora. El fonotipo era más alto que las voces y eso fue insifrible. Mal producido y una dirección de cámaras deplorable.

Genaro Lozano es el moderador, pero como tal se extralimita en sus funciones al querer participar en la "polémica". El tema escogido por lo ponentes era la dichosa "democratización de los medios", que, por lo visto, no ejercen investigación de fondo. Ninguno de sus participantes produce o ejerce empatía, al menos conmigo. Ellos creen que arrebatarse la palabra y poniendo en ridículo al mediador están ejerciendo la libertad de expresión.

En lo particular, a mí me daría vergüenza hablar ante las cámaras a tientas y ciegas. Ese neologísmo de "bonditud" no lo veo como un error de dislalia, quiero suponer que Gisela Pérez de Acha quiso hacer un juego de palabras entre bondad y gratitud.

Antonio Atolini, otro ponente, presunto ex-vocero de #YoSoy132 es agresivo en su exposición de ideas, su mirada es pesada e intimidante, qué más se puede esperar de un estudiante, que nunca le llamó a la causa como nombre sino como concepto o marca, términos dignos de un mercadólogo. Por lo visto es anti-comunista. Porque veía a la regulación de medios como stalinismo.

El hecho fue que no llegaron a conclusión alguna o con argumentos convincentes. Tanto así que Genaro los puso en evidencia: que ninguno de ellos estudió periodismo ni comunicación , tantito peor.

Coincido con mi tocayo, es hora de decir que el emperador está desnudo y "Sin Filtro" no tiene vestuario ni harapos. Se me hizo aburrido y mediocre.

Por cierto, Srita. Gisela, los periodistas no pertenecen a una clase, ellos ejercen ese oficio o profesión, según como se hallan formado.

Otra cosa qué anotar: uno de los modelos de proceso de comunicación pasa por un filtro llamado encodificador y ese determina el canal a utilizar, para pasar por otro filtro llamado descodificador para que el receptor capte el mensaje. ¿Quieren que no existan esos filtros?

Gracias a Dios ya no soy joven.