Cada que veo comentarios mal fundados y llenos de odio, recuerdo esa porción de "El Muro" llamado "La Infancia de un Jefe", donde Lucien, en una infructuosa búsqueda de su identidad, se adhiere a una pandilla de antisemitas; pero era como el perro de atrás, que ladraba y ladraba sin saber por qué.
El autor es el filósofo francés es Jean Paul Sartre, quien si viviera en éste siglo XXI y viera la sarta de comentarios y opiniones de ignorantes y haters, no se volvería a morir. Más bien les enlazaría un link para que descargaran esa porción de su libro para que se vieran en ese espejo. Aunque odio un poco los barbarismos, creo que por esta ocasión estos parásitos de las barras de "comment" se buscaron que les llamen así.
Antes de que el internet fuera popular y las redes sociales existieran, un columnista de Organización Editorial Mexicana que firmaba bajo el pseudónimo de Ícaro, decía que en aquellos tiempos -los años noventa- "cualquier gandul se podía erigir en líder de opinión". Ésta frase cobra vigencia cada segundo de la gran carretera de la información.
Si hablamos de temas de moda ¡Ni hablar! La red social del pajarito azul se está llenando de gatos: la instrucción con el signo de numeral -hashtag- alberga desde causas nobles hasta amenazas de muerte o el repudio hacia alguien que no comulgue con tus ideas.
Así como hablan de televisión basura, yo les puedo decir que estamos atiborrados de comentarios basura, de opiniones chatarra, puntos de vista demasiado subjetivos. Como profesionista de la comunicación mi lucha es a favor de usar más los hemisferios del cerebro que el hipotálamo a la hora de abrir la boca o usar los dedos para ejercer libertad, mas no libertinaje, de expresión. ¿Acaso es mucho pedir?
