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domingo, 12 de diciembre de 2010

MOCEDAD QUE ADOLECE

Sé por experiencia, que no es fácil tener entre trece y veinte años de edad.

Esa etapa biológica que hace más de 40 años llamó adolescencia: El cuerpo cambia, la forma de pensar cambia, así como la visión de la vida.

En ese momento, los que alguna vez estuvimos muchachos (de mi generación hacia atrás), no teníamos la información que un chavo posee en la actualidad acerca de los cambios hormonales típicos de la mocedad.

Recuerdo que si alguna vez algún adolescente delinquía, paraba al tutelar de menores si el crimen era grave. Y si lo divulgaba el periódico era peor porque su nota servía para su propio escarmiento y ejemplo a los demás.

Ahora las cosas han cambiado. Resulta que si el muchacho comete un delito y los medios toman nota, quizá no se omita su nombre sino que su rostro en la foto está oculta.

Antes no había moda "teen", lo de los jóvenes era también para los más chicos. Incluso ahora son un nicho de mercado.

Éso sin dejar de mencionar que el menor de edad, tiene mucha información por delante a la que puede acceder fácilmente, lo cual lo vuelve más consciente de su entorno, para bien y para mal.

¿A dónde va la adolecencia en la actualidad? Antes, serlo se podría considerar un agravante pero tengo la impresión de que se está convirtiendo en un privilegio que suple los pocos derechos que se poseen a esa edad.

miércoles, 10 de marzo de 2010

CUERPO A CUERPO. CARA A CARA (Y SIN GUANTES DE POR MEDIO)

Hace no poco tiempo, he visto en las noticias que salen imágenes tomadas de la red, en donde salen videos de las riñas entre jovencitos, principalmente de secundaria.

Lo presentan como algo nuevo, incluso se ha importado el término "bulling" para designar los pleitos, en especial por par.

A mi parecer, lo único nuevo es el término, porque siempre ha existido este tipo de pleitos clandestinos, desde que la escuela es y la adolescencia efervece, siempre existirá el grandullón abusivo o el enano manipulador; la bronca se complica cuando el valiente vive hasta que el cobarde quiere.

Hace tiempo, se procuraban dos cosas: hacerlo fuera del recinto educativo, para eso el boca en boca era el medio efectivo para decir: "hay fiesta a las ocho" y no difundirlo. En ese tiempo no se documentaba ni con foto ni con video, además de que nadie era tan ingenuo como para volverse reportero de segunda mano o estrella de cine de bajo presupuesto, capaz que te tocaban golpes por pasar de espectador a metiche.

Los profesores no se daban cuenta de la dichosa fiesta hasta que era demasiado tarde.

Creo que lo único que sigue igual es que no se vale andar de montonero.

No crean que estoy apoyando las trifulcas; yo soy de los que prefieren la conciliación, pero si es necesario poner las cosas en su lugar y es triste saber que los muchachos no tengan el criterio bien afinado para discernir qué es digno de publicarse y qué no.

Y alimentan el morbo sin querer.