Ya de por sí no soy muy aficionado a ver eventos deportivos en la tele, sinceramente me aburren y muy apenas le tomé gusto a ver el futbol de vez en cuando.
Pensaba hacer un análisis con respecto a "El Gran Chapuzón, Las Estrellas Caen del Cielo", pero que me disculpe Don Umberto Eco, no puedo analizar seriamente a ese híbirdo de reality show con evento deportivo. Desde que Televisa previno el lanzamiento de su programa, no me sentí enganchado como para verlo domingo tras domingo, como me ha ocurrido con otros shows.¿Quién produce este género televisivo promiscuo? Lo ignoro.
Para empezar, qué ridículo sub nombre: las estrellas caen del cielo para dar a entender que se van a lanzar desde lo alto de una plaltaforma o tampolín para caer en una alberca cuales remedos de competencias olímpicas. En eso consiste el programa derivado de un formato holandés. ¿Pero son acaso deportistas noveles con deseos de que conozcamos sus destrezas como atletas? ¡No! Son diversos tipos de artistas: actrices, actores, un cantante de banda, una ex reina de belleza, un comediante, etcétera.
Por lo que alcancé a ver en créditos finales, están involucrados en la producción del programa, la Federación Mexicana de Natación y la Conade, ¿Están conscientes del peligro al que exponen a quien por más que aprenda y se entrene no se puede comparar a la disciplina y rendimiento? ¡Qué negligencia! Un poco más y Violeta Isfel se desnuca con el trampolín. De todas maneras, la eliminaron, fue lo mejor que pudo pasarle.
El programa era lento en secuencias. Alan Tacher sigue conduciendo como si se tratara de La Academia. Cierto que es carismático pero lo que menos necesita un programa así es candor. Televisa debió tratar a El Gran Chapuzón como lo que es: una competencia deportiva digna de seriedad y respeto, pero con el dinamismo que sólo le puede imprimir un cronista o dos. ¿Será que este formato es su venganza por no poder trasmitir nada sobre los Juegos Olímpicos de Invierno? Quizás. ¿Será que ya les gustó comerciar morbo envuelto en imágenes? Tal vez.
De pronto vemos programas donde -disculpen las redundancias- los actores no actúan, los cantantes no cantan, la modelo posa pero más nerviosa que antes, el comediante de lo que menos ganas tiene es de hacer reír, el luchador lucha pero no en un ring. En fin, ¿qué caso tiene que veamos una reproducción en la pantalla de lo que se vive en la realidad? Si hay profesionistas que trabajan de algo que nada tiene que ver con su carrera y otros desempeñan trabajos que no conocen.
La locución latina reza "Altus, Citius, Fortus", pero de verdad hay que ser Más alto, Más Rápido y Más Fuerte a expensas de la vida, la salud y el intelecto.
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