Sinceramente sí necesito las vacaciones.
Eso de estar abordando de los autobuses y apeando en las paradas, interactuar con las personas hace que a veces busque mi rebanada de esparcimiento, ya que nos componemos de agua y no de mercurio.
Por lo pronto tengo un pequeño itinerario, lo más probable es que me dejen pendientes para hacer el lunes. No obstante, el viernes y el sábado serán de harta ocupación. Ya estoy preparándome psicológicamente para eso.
Tendré buen tiempo para preguntar por el módem de prepago para internet de una compañía que no quiero decir su nombre pero su logo es la letra M. No huelga decir que estos señores de se le adelantaron a las demás al ofrecer el internet vía celular sin contratar plan.
Y pensar que no quiero saber de andar en cuatro ruedas, pero bueno, hay que buscar movimiento.
No me interesa ir a la playa, siempre he dicho que este momento es para los visitantes. Ya tuve chance de estar en las playas y sentir esa opresión en el pecho de tanta gente que veía. No se diga la dificultad de salir de allí.
Ahora que escribo estas líneas desde la comodidad de mi casa, sin más afán que irme a dormir y visitar el país de los sueños. Mis afanes los guardé en el cajón y le doy gracias a Dios de que no me los llevo a mi casa ni tengo por qué trabajar con los ojos cerrados.
Por cierto, estoy en guerra y ese descanso servirá también para reforzar posiciones y cambiar de estrategia. Si las cosas no resultan como yo quiero, habrá cambios, primero de actitud, después de los demás que por cuestiones de proceso no revelaré aún.
