Cada periodo de comicios, es consabido que cada partido político destina parte los recursos que el Gobierno les otorga a la adquisición de artículos promocionales, tales como gorras, playeras, vasos, platos, tortilleros, bolsas ecológicas, llaveros destapadores, almanaques, etcétera, etcétera, etcétera.
Si bien, no debemos vender nuestro voto, podemos aceptar esos obsequios que, al final de cuentas, son nuestros, porque de nuestros impuestos se pagan: nadie quita, nadie roba.
Y ultimadamente, mi voto es tan valioso, que tampoco voy a regalarlo. No vale dinero, pero si la sangre y la libertad de muchos que pugnaron por elegir libremente a sus candidatos.