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sábado, 25 de marzo de 2017

ROSA Y VENUS: CARTA ABIERTA

A todas las mujeres feministas.
PRESENTE: 

Si bien es verdad que se han hecho esfuerzos por otorgarle los derechos a la mujer como votar, participar activamente en la política, ser económicamente productivas, etcétera. Sólo que hay un detalle, que esas mujeres que hace un siglo pelearon por esos derechos no sólo pensaron en ellas, sino en las niñas que serían las mujeres del mañana, las que disfrutarían de esos derechos a cabalidad, de todos los puntos del orbe y de todos los estratos sociales. Esas mujeres, no lucían trajes sastre ni se la pasaban leyendo correos desde su despacho: unas eran obreras de una fábrica, otras artistas que entre canción y canción denunciaban las desigualdades de las que eran víctimas, otras oficinistas amenazadas por un moderno aparato que las reemplazaría.

Como lo dije en uno de mis textos anteriores, mujeres y hombres, estamos siendo víctimas de un sexismo y una misandria disfrazada de igualdad de género. Sí, hay hombres ingratos con las mujeres. Cierto, pero no se nos puede medir a todos con el mismo rasero y lo siento mucho, pero yo detesto pagar los platos que no rompí y también detesto que las mujeres lo tengan que hacer. 

Ahora están reclamando derechos para mujeres a modo. Sus derechos no las incluyen a todas y además, como ocurre en el machismo, están haciendo una lista de requisitos sobre como debe ser una mujer: no respetan a la mujer cuyo sueño es tener esposo e hijos y no una carrera profesional, tampoco aquélla que por convicción desea llevar el apellido de su cónyuge. Sus consignas no promueven el empoderamiento ¡están poniendo a las mujeres en contra de los hombres y, tanto peor, de ustedes mismas!

Ejemplo: están circulando un meme donde dicen que ceder el asiento a una mujer no es un acto de caballerosidad, sino un acto machista. A ustedes nunca las verán feo si no lo hacen porque no son hombres y a mí me enseñaron que no hacer esa clase de deferencia ó galantería es de patanes (bajo la premisa de que si no eres capaz de abrirle la puerta a una chica, cederle el asiento ó ponerte del lado de la banqueta cuando la acompañas, no eres un buen hombre). 

Me da tristeza llegar a una conclusión: si llegan a tener hijos, éstos van a ser los "neomachos" del futuro, que no le levantarán una mano para golpear a una pero su trato seco y frío las mantendrá alejadas de su mundo y las confinarán en el páramo que están construyendo. Sigan así y Dios mediante tendré vida para atestiguarlo.

lunes, 21 de marzo de 2016

ROSA Y VENUS: SEXISMO LATENTE

Por lo general escribo un texto alusivo al ocho de marzo para así conmemorar el día internacional de la mujer. Quizás se pregunten por qué hasta ahora lo ingreso a mi blog. La razón no es fácil de explicar como tampoco el incorporar ideas en el procesador de palabras.

Porque esta vez voy a decir cosas no muy gratas. A lo mejor está de acuerdo conmigo o no, pero de un tiempo a la fecha, me he dado cuenta que nos estamos enfrentando no a un activismo en pro de la mujer, sino a una campaña de sexismo disfrazado de igualdad de género que ni beneficia ni perjudica al sector mujeril, sino todo lo contrario.

Recuerdo que en un hashtag de Twitter que trataba sobre las dificultades de escribir poesía, yo por querer entrarle a la polémica escribí lo siguiente: si hay poetas pero poetisas no, así nunca seremos poetas. A lo que la perpetradora comentó que el término poetisa "es obsoleto, además que minimiza a la mujer poeta", para zanjar, repliqué asegurando que "conocía de vocablos en desuso pero no de su obsolescencia". Me despedí cortésmente para evitar una discusión por determinar si en un futuro van haber poetas macho o poetas hembra.

En ese mismo tópico, supuestas activistas que enarbolan supuestamente los derechos de las mujeres, defienden barbarismos del español al decir, por citar un ejemplo: diputadas y diputados, ciudadanas y ciudadanos, niñas y niños, etcétera; argumentan machismo en el idioma y resaltan la supuesta igualdad. Lo que no saben es que las palabras diputación, ciudadanía y niñez incluyen a ambos sexos. 

La corrección política no sólo está haciendo pedazos nuestro idioma, sino que abre más la brecha entre hombres y mujeres. Por cierto: si las feministas supieran qué significa originalmente la palabra fémina, así de rápido se desprenderían de ella, lo mismo pasa con el vocablo señorita. Esos sí minimizan a la mujer cuando Poetisa es femenino de poeta  como lo es princesa, condesa, duquesa, abadesa, alcaldesa, lideresa o profetisa.

Con esto demuestro que hay quienes enarbolan la bandera del feminismo endulcorado y adulterado, que no honra a las heroínas del pasado ni piensa en las mujeres de hoy ni en las del futuro como las obreras mártires de 1904 que propiciaron la conmemoración. Es sólo sexismo egoísta, el mismo que alimenta con textos e imágenes las redes sociales.

Con todo, felicidades a todas las mujeres.