Aún sigue el azoro provocado por los cinco adolescentes que golpearon y mataron a un pequeñín so pretexto de que estaban jugando secuestrarlo. Ésto ya es el summun de la perversión y sadismo con el que se conduce la nueva generación. Ya no estamos hablando de acoso y violencia -soy de los primeros en oponerse a usar el barbarismo "bullying"- ni si quiera de una travesura; es un auténtico asesinato. Estaban muy grandecitos para jugar.
En lugar de buscar culpables, mejor tratemos de ver quienes son los responsables: Los medios que celebran el hedonismo mal encausado a la pereza, los videojuegos violentos que encadenan los reflejos cerebrales a ultimar a algo o alguien, los padres que no asumen su rol y prefieren que la escuela los eduque, que allí mismo les adoctrinen religiosamente y que los medios los entretenga y los mime. El internet por atiborrarlos de información que a la larga no saben utilizar y las leyes que les otorgaron privilegios civiles confundiéndolos con derechos humanos mientras que en otros países el delinquente lo es sin importar la edad o el género.
La madre del menor exigió la máxima pena para los implicados, por lo que alcancé a escuchar tres de ellos, pararán a la sombra y los otros bajo tutela estatal y tratamiento.Esta tragedia es un llamado de alerta para que nos demos cuenta que los muchachos irresponsables serán los adolescentes sempiternos -Hugo García Michel dixit- del futuro flotando en el limbo cuantimenos.
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