Por fin ya es 2014.
Podría recurrir a esas piezas retóricas como que este año es una libreta en blanco que vamos llenando con el paso de los días, pero puedo decir con sinceridad que no necesito declarar que este año es mío porque ya desde el primer momento que pude abrir los ojos y levantarme de la cama para comprobar que estoy vivo, es porque Dios me ha regalado el primer día del primer año.
Claro, debemos a aprender que no todo en la vida es color de rosa, pero también hay claridad más allá de la niebla. Con todo y que recibimos el enésimo aumento a la gasolina. Que nos han colocado reformas que pretenden recomponer lo descompuesto, haré -con la ayuda de Dios-, lo que esté en mis manos para hacer del lugar en que habito y trabajo un lugar menos hostil y trabajar duro.
Es lo menos que puedo decir por el momento. Disfruten este año. No atraigan el exito, hagan lo que tengan qué hacer bien y si salen airosos de sus proyectos y conflictos, es un triunfo.
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