Este año se cumplen cien años, sí, cien años que el Titanic se hudió en el mar, por causa de un iceberg que fisó la parte baja de su casco. Dios sí pudo echarlo abajo.
Pero más que nada fue la negligencia y la confianza ciega la que hicieron que rebasara su límite de resistencia. ¿Cómo se les ocurrió, según leí en un artículo, aumentar la velocidad e irse en la región más gélida del norte? ¿Por qué sus botes salvavidas eran escasos? ¿Creían en esa época de adelantos tecnológicos que se volverían invencibles?
Se han derramado litros y litros de tinta al respecto, se han hecho exploraciones bajo el mar, se han filmado muchas películas y la dirigida por James Cameron en 1997 se reestena en estereoscopía o 3D.
Es un suceso que nos enseña una lección, tanto así que el Siglo XX ya no fue lo mismo.
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