lunes, 29 de abril de 2013

ME DIO POR MALDECIR

En estos últimos días han ocurrido varias cosas y como que no me quiere caber en la conciencia, que exista gente que quiere imponer sus derechos pissoteando los ajenos e incumpliendo con sus deberes. Estudiantes universitarios que quieren hacer de la pereza un estilo de vida a costa del privilegio de ser admitidos en el alma máter y se adjudican el edificio de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México. Si esos disidentes tuvieran reclamos legítimos, no se cubrirían  la cara. Para mí, un cobarde no merece tanta consideración porque no es digno de confianza.

Alguna vez estudié dentro de un instituto público de educación superior y la única forma que tenía de expresar mi gratitud por ser admitido fue estudiar y poner todo mi empeño. Que estos "futuros profesionistas" pretender entrometerse en la currícula de la universidad no representa más que ingratitud y ganas de haraganear.

Por otro lado, maestros rebeldes, toman carreteras, y con daños a terceros, se manifiestan contra la reforma educativa entorpeciendo el libre tránsito, en Guerrero, llegaron al extremo de destruir todo a su paso. Según no quieren ser evaluados, entonces ¿con qué calidad moral o profesional van a calificar a sus pupilos.

Tampoco logro entender otro acto de cobardía, las bombas que se detonaron en la maratón que se celebró el 15 de este mes en Boston, Massachusets. Se supo que fueron dos muchachos de origen checheno. Una foto cruenta en un diario amarillista produjo un impacto en mi bomba cardiaca. Por eso no hablé de ese asunto ni quiero decribirlo, ahora me imagino que los asistentes se habrán sentido peor al ser testigos de la tragedia.

Algo más: que los ciudadanos mexicanos no hemos superado el trauma de las elecciones del año pasado y ese trauma se vertió en el seguimiento de los comicios en La Pequeña Venecia -léase Venezuela- y por la presunta demora de los resultados del voto eléctrico. Resultando ganador el candidato oficialista Nicolás Maduro, quien es célebre por las tonterías que dice y sólo con el triunfo pasó de presidente interino a presidente con todas las de la ley. Para muchos usuarios de redes, fue muy cuestionable su mayoría relativa.

Estos tres ejemplos, que nada buenos son, nos dice que todo se ha salido de control. Que se quedó atrás esa máxima de que "Tus derechos terminan cuando comienzan los míos". Nos llenamos la boca de sentimiento juarista pero a la hora de la verdad los hechos contradicen ese respeto al derecho ajeno. ¡Maldita sea! No me cabe tanta indignación en mi cerebro.

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